Lorenzo Falcó, agente al servicio del bando franquista, recibe dos misiones delicadas en mayo de 1937: primero, debe secuestrar al industrial carlista Tasio Sologastúa en Biarritz; luego viaja a París para desprestigiar al aviador intelectual francés Leo Bayard y, de paso, sabotear la creación del Guernica de Picasso.
Se infiltra en círculos de élite: cafés literarios, artistas y la alta sociedad de entreguerras, desplegando astucia, seducción y sangre fría.